martes, 2 de diciembre de 2008

casualidad y causalidad

Cuantas veces se habla ( o se escribe) de esto...
Es un juego de palabras que me gusta mucho. La verdad es que no sé con exactitud las definiciones de estas palabras, así que voy a jugar con aquello de "la ignorancia es muy atrevida".
Siempre he creido en las casualidades, esos hechos, momentos, casos y cosas que suceden sin orden ni concierto en la vida y que no podemos evitar. Hace poco leí que los hombres buscamos excusas para nuestros devaneos vitales (perra vida), y que la casualidad nos ayuda a soportarlos: no podemos evitar que sucedan ciertas cosas, que pasan "por casualidad..." Pero desde hace un tiempo, siempre asocio a las casualidades una causalidad (no se si esto etimológicamente es posible-viva la palabra "etimológica",viva y bravo-)
Me auto explico. Creo que la vida está llena de casualidades, pero que para que esas casualidades nos afecten, nosotros debemos convertirlas en causalidades (tengo que releer esta frase...) Ejmplo aclaratorio clarificador. Un día andando por la calle nos encontramos con un amigo, de esos que hace mucho que no vemos, casualidad. Ahora desde aquí lo que ocurra ya es cosa nuestra: podemos pararnos, hacer como que no lo vimos, saludarnos sin más, quedar para vernos tranquilamente, excusarnos del poco tiempo que tenemos y seguir adelante...causalidad. De esta forma nosotros hacemos el hecho consciente y no motor poderoso del devaneo vital... no se, no creo que todo tenga una casusa-efecto implícita, sino que somos nosotros los que decidimos hacerlo así. (seguro que hay mil ejemplos que lo contradicen, pero no voy a ser yo quien los exponga)
Esta disquisición podría agruparse en el capítulo: "tonterias"
(el "blog" esa puerta al derecho de decir cosas y quedarse tan ancho)

viernes, 21 de noviembre de 2008

"mi primera vez"

La primera vez que fui al colegío no la recuerdo. Ni la primera vez que ví a mi hermano, ni la primera vez que recuerdo algo recuerdo ahora. Supongo que a medida que vamos creciendo las posibilidades de ir teniendo "primeras veces" se reducen. La primera vez que vi el mar tampoco la recuerdo, ni la nieve. No recuerdo la primera vez que ví a mi mejor amigo. Siempre que jugamos a recordar deformamos las realidades para adecuarlas a nosotrso mismo, lógico, puestos a recordar, recordamos para sentirnos mejor. No recuerdo la primera vez que vine a Madrid, no recuerdo la primera vez que fuí a ver a mi padre a su trabajo, ni la primera vez que fuí al cine. Quizá sí que recuerde alguna de estas cosas y simplemente no sea capaz de recordar que fueron esa primera vez, y en mi cabeza se almacene ese recuerdo en el rincon de "de las primeras veces". No recuerdo la primera vez que jugué al futbol con mis amigos en la calle, no recuerdo la primera vez que estuve en la feria o me monté en los caballitos. Cuando nos hacemos adultos, nuestras primeras veces se envilecen, se vuelven menos románticas, porque las terminando recordando como meros hechos objetivos (casi siempre) que suceden en nuestras vidas, buenos, muy buenos, malos o muy malos. O simplemente los dejamos de recordar para olvidarlos y que esa nefasta primera vez de lo que sea, no haya ocurrido, una pequeña máquina del tiempo mental que nos permita volver a tener una primera vez.
Esta es la priera vez que escribo en un blog.