viernes, 3 de julio de 2009
3. (el amor es un balón de futbol)
Me he comprado un brazalete de esos que te permiten llevar el mp3 mientras que corres. Lo voy a estrenar. (“Mientras me aguanten los huesos” de Fito) Vaya…Bajo las escaleras y me largo al parque. Correr me libera un poco la mente. El amor es una cosa maravillosa, aunque cada vez me convence más que no existe. O no al menos como la idea romántica idealizada que culturalmente tenemos en el imaginario colectivo. Existen muchos sentimientos, muchas sensaciones que podemos asociar al amor, y que nos hacen igualmente felices. Hay un ejemplo que me gusta mucho pensar, y que une amor y fútbol. (“Perro Viejo” de Fito ¿no tengo puesto eso de aleatorio?) Ahora en esta época de verano los equipos de futbol mercadean con sus futbolistas, y éstos en muchos casos se dejan hacer. En unos meses veremos como unos tipos en calzoncillos besan y abrazan los escudos de sus camisetas a cada celebración. Hombres que una temporada atrás hacían lo propio de otras camisetas de otros escudos. Yo he jugado al futbol (bueno, yo salía a correr como poseído detrás de la pelota y bastante hacia con no volver a casa magullado cada fin de semana) y sé lo que se siente cuando se dispara la adrenalina, la emoción de la competición y las pasiones que se desatan, por eso no pongo en duda los sentimientos de esos deportistas, que “sienten los colores” como su segunda piel, aunque cada año muden de piel por un precio razonable. Ahora es cuando hago mi reflexión intentando darle sentido a este ejemplo. ¿Cuántas veces nos podemos enamorar? ¿Podemos ser como los futbolistas? Volviendo a aquellas líneas, si el amor fuese eso que debería ser sólo nos enamoraríamos una vez. Sólo una. Pero no es así. De hecho es posible que pasen por nuestras vidas dos o tres o cinco o diez personas a las que les habremos dicho “te quiero”. También es posible que no, que encontremos esa persona, única y complementaria, y pasemos a su lado el resto de nuestras vidas. Confieso que conozco bastantes ejemplos de ambos casos. Yo pensaba ser como Guardiola, estar siempre en el mismo equipo, desde pequeño…pero no pudo ser, mi equipo decidió que era mejor vender. Como suele pasar con esos jugadores, que se pasan toda la vida en el mismo equipo hasta que salen, y entonces ya no paran de moverse de un lado a otro, como trastos que no sabes donde colocar (“Barra Americana” de Fito, again) Y así fui dando tumbos, besando escudos. Que cruel suena esto… Tengo que pasar de Fito… hasta que por una serie de carambolas haces una gran temporada en otro equipo, y te vuelves a plantear ser Guardiola. Ahora ya tengo la edad en la que a los jugadores se les empieza a decir “viejos” y no tengo equipo. Llevo una temporada añorando. El amor es una cosa maravillosa. (Por fin pasó Fito “La revolución sexual” de La Habitación Azúl) Recuerdo cuando murió Juan Gómez “Juanito Maravilla” que lo enterraron y encima del ataúd había dos camisetas, sus dos amores, la del Real Madrid y la del Málaga, aunque también jugó en el Burgos y el Atlético de Madrid. Que reflexiones más raras…esto es la vida sana…en cuanto vuelva casa, chocolate en vena… Me cuesta mucho separar ciertas sensaciones que añoro, sentimientos y personas, aunque sea capaz de identificar que sus momentos de amor ya pasaron (“Miedo” de Mclan…vaya tela) Quizá encuentre muchas personas a las que acercarme, con las que sentirme bien, a las que querer y que me querrán, incluso puede que acabe mis días acompañado y feliz. Pero ahora me cuesta mucho darle patadas al balón, y echo de menos…bueno, no se…quizá sea la soledad la que me hace pensar esto. Que las cosas nunca son como queremos, o si y somos nosotros las que las estropeamos, o yo, que nunca supe rematar de cabeza, o yo que se…me vuelvo a casa. Estoy sudando como si me hubieran tirado un cubo de agua por encima. (Esto no sé lo que es…algo en ingles, debe ser de “fama” lo de bailar) El amor es una cosa maravillosa…y el futbol, también. A las duchas.
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1 comentario:
Todavía se entrelee un poco de fe. Me has vuelto a endulzar la mañana, una mañana amarga por otro lado. En estos momentos me acuerdo de un trocito de una canción de Tulsa: "pensé que he debido de hacerme mayor, porque ya no creo en el amor, y algo más en el dolor" . Espero reírme un día de los equipos en los que alguna vez jugué y recuperar un poquito la ilusión por defender un escudo.
Un abrazo.
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