20.00 horas. Estaba nervioso. Pensaba que no lo estaría, pero había que verse en esa situación. Al menos en esa primera vez. Había tenido más citas similares, o más o menos parecidas: entrar en un chat, contactas con una chica, intercambios de tonterías, algún comentario picante, líneas de texto eróticas, fotos subidas de tono, imágenes, ciber sexo y de ahí a tener una noche tonta de pasión casual sólo hay un paso. Alguna que otra sorpresa siempre se ha llevado, está claro. Pero aquella vez era diferente. Para empezar, cambio de lugar. En vez de quedar a tomar una copa o hacerse un cine para romper el hielo, y de ahí a casa, habían decidido ir a un hotel directamente. Tampoco era citas a ciegas, porque en aquella ocasión las personas ya tenían una relación previa. Esta vez también era distinta la cosa en cuanto al número… había dos mujeres. Modus operandi distinto, nervios diferentes.
Después de pregonar a los cuatro vientos, sobrios y ebrios, las fantasías eróticas a perpetrar, y que nunca se debían realizar (eso es para que nunca dejen de ser fantasías) ahí se encontraba él, dos horas antes de lo previsto, acicalándose y dejándolo todo preparado para una más que interesante noche de pasión, lujuria y sexo a seis manos en la búsqueda de la perfecta armonía del conjunto mujer-hombre-mujer.
Como la cita había sido concretada a las 22.00 él había decidido pasarse por el hotel un par de horas antes y ya estar allí para ir recibiendo a sus citas. Total, la habitación ya estaba pagada, y así podría tomar posesión, ducharse, ver todos los ángulos posibles, e incluso fantasear con rodar su propia película porno desde los rincones más inverosímiles. También le había echado el ojo a un espejo estratégicamente colocado para una cosa que había leído. Una situación así requería un poco de documentación previa. No quería hacer el ridículo, por lo menos en lo que a las formalidades se refiere.
Lo que a priori siempre parece lo más complicado, encontrar las compañeras de juego, se había resuelto en dos noches de cervezas y apuestas lúdico ludopáticax (bonita palabra ficticia) con dos amigas, con dos locas, con dos estupendas mujeres que debido a su propia desinhibición, sumada a la adquirida por el alcohol, las risas, y ese morbo de las tonterías que se dicen cuando no se dicen nada, sumado a las miradas de las bromas dichas en serio, habían aceptado el reto. Desde aquellas noches sólo había habido mensajes de “jijiji”, frases de segundas intenciones en los muros del Facebook, emoticonos obscenos y tensos silencios. Era como un pequeño paréntesis vital con dos personas, tres en total, para dar rienda suelta a un mito. Momento de reflexión vital entre la cena del “woper” para llevar que se había subido y la ducha.
21.00 En la ducha, la virilidad sufre su momento de crisis y de duda y es el momento de sacar de la memoria la gran cantidad de imágenes guardadas en años de visualización de cine X para estar a la altura, quizá sea también el momento de dedicarse un momento de autoamor para no precipitarse en el punto de no retorno… y… suena un sms. “Vaya” Problemas en el último momento… se deshace la fantasía… lios de agenda, es lo que tiene no recordar que aquel día también es el cumpleaños de la abuela y no poder cumplir. Imposible asistir por no poder ir… Cara de circunstancia al mirar la caja de preservativos (24 unidades) sin abrir, y que quizá ahora se tornaba excesiva. Bueno, quizá la ventaja de este plan es que siempre queda la cita más o menos clásica. Terminó de ducharse, de recoger los restos de la cena, de esparcir por toda la habitación cada uno de los 24 profilácticos, el aceite, el anillo vibrador, el gel y unas esposas forradas de peluche que… bueno… o sea… que… bueno… que allí estaban.
Se acomodó a esperar vestido únicamente con el albornoz...
22.00. Ya se sabe, las mujeres siempre se retrasan un poco. Algo para ir poniéndose a tono…
22.15 Además su amiga nunca era ejemplo de puntualidad. Futbol de pago en la tele…
22.30 Tenía el móvil apagado, así que estaría en el metro, y estaría llegando. Barça gana…
22.45 Ahora da señal pero no lo coge. Preocupación. El partido en el descanso…
23.00 Comienza la segunda parte. Salta el buzón de voz…
23.15 Gol. Los futbolistas se abrazan… pienso que eso es lo más parecido al sexo…
23.20 Conversación telefónica por fin:
-¿Si? ¡Hola!
-¿Dónde estas?
-¿Yo? En mi casa
-¿No habíamos quedado esta noche…?
-¿Esta noche…? ¡Es verdad! Se me ha pasado…madre mía… ¿Dónde estás?
- Pues… en el hotel… solo… y... (y colgó)
23.25 Segundo gol.
Allí estaba, reflexionando con otros 22 tíos abrazándose en calzoncillos, como se pasa de un trio a una orgia…