Rebuscaba
entre cada estantería de aquel luminoso local.
Dicen
que todo, bueno o malo, en exceso o en defecto, es a la larga perjudicial. A
veces uno no se da cuenta de esas pequeñas líneas que separan lo bueno de lo
peligroso. Incluso aunque eso tan supuestamente bueno sea algo tan bueno como
lo es el Amor. Dichoso Amor.Hace unos años, ya bastantes, alguien me dijo que no sabía querer, que yo “quería mal” y no quería entenderlo aunque siempre lo entendía. No quería creer en esa posibilidad, en que se podía querer a alguien y quererlo mal. Pero siempre lo entendía. Decía “la mas grande” que el Amor se podía romper de tanto usarlo. Al final todo queda reducido a un problema muscular, reduciendo el razonamiento en que el Corazón no deja de ser un músculo al cual, como cualquier otro hay que educar. Siempre igual. Un uso excesivo hace que nos salga ampolla, y que después de ella, llegue el cayo que deja la huella del uso. Se endurece. El músculo se vuelve duro, áspero, feo, y poco práctico para nada. El Corazón que se usa en exceso acaba anquilosándose, y latiendo cada vez mas lento y más despacio porque ya no tiene la frescura de otras veces. Nos pensamos que la experiencia hace que sepamos mucho más de ese músculo tan simple y a la vez tan complejo. Simple porque no tiene nada dentro, sólo un espacio hueco que se rellena y expulsa, pero evidentemente tan complejo que de él solo depende la vida. Usamos demasiado el Corazón. Queremos frenarlo, peor aun, pensamos que debemos frenarlo, porque sabemos de las consecuencias obtenidas al dejar que funcione sin control. Desdichados segundos usos del Corazón. Miedo a que nuestro músculo funcione por si solo y llegue el día que se rompa. Mejor dejar de usarlo, asustarnos y escaparnos para tener otros músculos al servicio de nuestro inconstante Amor. De un tiempo a otro tiempo a los corazones les pasa como a las cuerdas vocales que se encuentran llenas de nódulos; sólo hay una forma natural para librarse de ellos: dejar de usarlas. Siempre hay remedio quirúrgico, pero como todos, es la última carta, y mucho me temo, que para este nuestro Músculo, no hay aun intervención. Ese remedio es el que nos asedia. Esa solución la que nos atormenta. Cuando nuestro Corazón se endurece porque lo hemos usado demasiado, porque no hemos conseguido reblandecerlo a fuerza de caricias, de besos, de “tequieros” cuando sólo lo usamos en una dirección sin encontrar respuesta que nos permita latir con brío. Es entonces cuando el remedio y la solución es dejar de usarlo. Parar. No querer. Golpearse el pecho de vez en cuando para que sintamos que aun está ahí. Quizá las consecuencias a corto plazo sean demoledoras, quizá sólo sobrevivan algunos, quizá sólo lo superen los expertos. Pero una vez llegado ese momento de superación, de salvación, es posible que la dureza desaparezca, que el poco uso pida a gritos una nueva energía cinética, que el Corazón quiera volver a latir. Mientras eso pasa, entramos en un estado extraño. Lleno de añoranzas, de penas, de tristezas, de dudas.
Quizá
por eso había entrado en aquella tienda, porque necesitabas pasar por la vida
sin mucha luz, recordando aventuras pasadas, historias felices vividas que
ahora le impedían usar de nuevo su Corazón. Por eso tenia la certeza de la
necesidad de cubrir un poco su pena, ese espejo del alma que da el reflejo del
corazón.
Ahora
ya tenía cubiertos sus ojos, aquellos que se le llenaban de lágrimas con cada
pensamiento feliz, y no tendría que esconderse. Sólo dejar pasar el tiempo.
Todo el tiempo.
2 comentarios:
Me ha encantado, como siempre. La madurez literaria te sienta bien.
Un abrazo, amigo.
Tras leer el post me vino a la mente esta canción tan acertada:
El amor tiene firma de autor en las causas perdidas
El amor siempre empieza soñando y termina en insomnio
Es un acto profundo de fé que huele a mentira
El amor baila al son que le toquen, sea Dios o el demonio...
El amor es una guerra perdida entre el sexo y la risa
Es la llave con que abres el grifo del agua en los ojos
Es el tiempo más lento del mundo cuando va de prisa
El amor se abre paso despacio no importa el cerrojo...
El amor es la arrogancia de aferrarse a lo imposible
Es buscar en otra parte lo que no encuentras en tí...
El amor casi siempre es mejor cuando está en otra parte
Luce bien en novelas que venden finales perfectos
No te vayas amor que aunque duelas no quiero dejarte...
Si eres siempre un error, ¿por qué nunca se ven tus defectos?
Puede ser que lo que juzgo sea otra cosa, no lo sé...
Que a mi suerte le ha tocado el impostor, tampoco sé...
El amor es un ingrato que te eleva por un rato,
y te desploma porque si...
El amor es dos en uno que al final no son ninguno,
y se acostumbran a mentir...
El amor es la belleza que se nutre de tristeza,
y al final siempre se va...
Y no te deja decir lo que quieres decir
sin hacerte saber que se escupe hacia arriba...
Es sentarte a mirar pasar frente a tí , el desfile mortal del cadáver de todos tus sueños...
Autor: R.Arjona
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