Lope lo tenía claro: “Atreverse”… Luego le dio un poco de
literatura al asunto, pero el principio es el principio. Salimos a la calle y
salimos a batallar. Parece que tenemos que luchar contra todos los elementos que
se nos cruzan. Parece que para ser felices, para caminar, para disfrutar, para
estar y ser, tenemos que atrevernos a las cosas, como si fuéramos unos cobardes
por naturaleza con el miedo a vivir. Hace unas semanas, escuché una reflexión
(escuché muchas esa tarde) que me quedó prendida: “trabajamos para ganarnos la
vida” y la consecuente argumentación… parece que la vida no fuera nuestra. Evidentemente
no le pasará a todo el mundo, ni todo el mundo tendrá una existencia angustiosa
y habrá quien lo tenga fácil, o al menos no lo sufra. Cada cual busca y lucha a
su manera, es cierto; pero ahí está el hablar de la vida y el general de las consecuencias de nuestros pasos
y el pensamiento final de que esta vida es un “valle de lágrimas” y no un “lecho
de rosas” A veces me he negado mucho a pensar que para lograr la felicidad
primero tenemos que sufrir; es la realidad aquella de creer que los triunfos
logrados tras las penurias son más valiosos. Mentiras que nos decimos
porque no nos atrevemos, porque no somos valientes, porque no afrontamos
algunas situaciones, y tenemos que escudarnos en las sociedades del miedo. Yo
no quiero sufrir… No quiero tener que sentir miedo a decir “ha sido fácil:
llegué y triunfé” como si estuviera mal visto. Tenemos que ser valientes porque
no nos queda otro remedio. De los cobardes poco se escribe. Nos aferramos a
situaciones porque no nos atrevemos a dar pasos, porque a veces nos aterra la
facilidad de la felicidad. Nos negamos aquello que nos dan porque nos educaron
en la necesidad del sufrimiento. “Si no escuece, no cura” Atreverse… Deberíamos
cambiar el valor de las palabras… luchar para que ese atrevimiento no sea a
ganarse la vida, sino a disfrutar de lo que nuestra vida, ganada en propiedad
por nuestros pasos, nos pone delante. Cada campo de nuestras horas tiene un
atrevimiento… una valentía que superar, ante puesta seguramente a otros, más elocuentes
que nosotros y que nos imponen sus vidas… los trabajos que nos aprietan, las
relaciones que nos angustian, las personas que quieren ser y estar por encima
de nosotros… luchas y atrevimientos para superar cada paso y cada estamento.
Atreverse… ser valiente… tener cerca a quien nos socorrerá a levantarnos… atrevese a decir “ayúdame” es tan valiente como atreverse a afrontar los problemas y
tomar decisiones firmes que nos hagan no sufrir.
Pienso que esta vez no son tantas
palabras sin fondo… porque a veces hay que atreverse a decirlas…
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