viernes, 26 de septiembre de 2014

33.

“La soledad es un paradigma de la dicotomía de la vida...”
Había pensado en voz alta. Solo, claro está. Pero en voz alta. Las luces de todo el horizonte se mezclaban con los reflejos de las últimas horas de solsticio. Todo se acaba, irremediablemente. El final del verano, como la muerte, puede ser dramático, pero nunca trágico. Así, de manera alcohólico-filosófica apuraba el cigarro y lo dejaba caer en la lata de cerveza que había decidido traer como compañía en aquel atardecer (solitario, evidentemente) del último día de aquella estación. Desde ahí podía mirar muchas cosas, y aquellas lejanas se hacían pequeñas ya en tiempos y espacios. Sabina en la cabeza, como si fuera un triste ligón de bar barato que usa sus frases como elocuencias, y pensara en buscar “Dónde habita el olvido” Poco a poco las luces y la noche le ganaban el terreno al Sol que cobarde se escondía tras las torres, parapetado de la Luna, que aun no había decidido dar señales de vida. Ahí estaba, liando el siguiente cigarro y abriendo su correspondiente lata para dar por cerrado el pensamiento. Nos creemos, como niños pequeños inocentes, que para hacer cauce de nuestras vidas necesitamos momentos de soledad. Estar solos para aclara nuestras vidas, nuestras ideas, nuestros caminos. Necesitamos retumbar en nuestras propias cabezas las mismas ideas una y otra vez. El cerebro manda señales: no te intoxiques, busca, respira, te necesitas solo sólo. Y ahí, como los niños de Hameln seguimos ese pensamiento. Hasta que nos paramos. De verdad. Solos de verdad. Solos para contemplar el ocaso consumiéndonos. Entonces toma el poder el corazón, o el alma, o la vida, o vaya usted a saber que cosa... y no queremos la soledad para nada. No la necesitamos... queremos esa compañía, queremos ese jaleo aislado, queremos otra cosa que tampoco sabemos lo que es... Respirar... No es lo mismo llegar deprisa que llegar lejos... El dolor de cabeza atormentaba un poco cada respiración y como si el cielo no quisiera tanta tontería, la noche se hizo fría, empujando al resguardo interior. El balcón seguía apeteciendo, la compañía en soledad no replicaba, y aun quedaba apurar vicios... espera un momento Noche. Estamos solos, dicen las frases que nos llevan a valernos por nosotros mismos. A querer ser y salir y ser egoístas de nuestros sentimientos. A no dejarnos querer porque nuestro dolor es nuestro y nadie lo debe sufrir, nos debe sufrir. Es inevitable, pensó, llamar a los pensamientos y a los sentimientos que nos han librado de la soledad en algún momento, para llorarlos, para recordarlos, para quererlos. “Es inevitable”, cantó, como si ahora se hubiera convertido en La Negra, y sus versos...y así volvió al pensamiento de origen, ese que nos lleva a no saber cual es el camino correcto, si el de la multitud o el de la soledad, el de la compañía, el del abrazo, o la caricia, el amor o el cariño, el amante, el amado, la pena...penúltima calada... penúltimo trago... ultima llamada...
-¿En que piensas?
No se había percatado en su pensamiento solitario que en aquel balcón oscuro ya no estaba solo.
-En nada.
-Me engañas.
-Sí, es posible...
Ella sonrío. De esa forma. De aquella manera. Se acercó para robarle la soledad. Sin preguntar. Le quitó el cigarro de la mano y lo apuró.
-¿Vienes a la cama?
Aunque sonó como pregunta, la Luna ya estaba ahí, imperativa y retórica.
Aun quedó en aquel balcón un instante, buscando en la lejanía el motivo de su soledad.

lunes, 8 de septiembre de 2014

...Do you remember?

En septiembre, hace un año, empezó la temporada de la forma más extraña...
Comenzó con las funciones de “Luouella Persons” en el off del teatro Lara. Actuando... (es pues ésta la última vez que me vestí de actor) Ahí estuve, haciendo mi papel lo mejor que he sabido.
Otra vida de empresario que se ponía difícil, y aquella esperanza parecía que tendría su año, Ventana que se abría cada vez más.
Había que hacer las maletas.
En Octubre, una vez iniciado el curso, camino de Navarra, a Peralta, a compartir una vida, un mundo y una pasión durante dos meses y pico. Seis días seis de “Veraneantes” en Diciembre versión de “Los desviaros por el veraneo” de Goldoni. Un trabajo magnífico, divertido, fácil y maravilloso con un recuerdo especial para todos.
Las Navidades fueron viajeras, pero fructíferas.
A la vuelta, despedidas...
En Enero “Ruidos en la casa” se despidió de los escenarios (en ese momento no lo sabíamos, pero fue la última) Impresionante ver el teatro lleno y sin parar de reír. Bonito aquel domingo.
Desde Febrero ya estábamos preparando una nueva aventura en Madrid: “3023” Trabajos de amor perdidos eran...Ahí fue el desembarco también de otra compañía: un equipo maravilloso para “TAPE”  que me acoge  para ayudar, estorbar, poner malas caras y de vez en cuando, acertar.
Antes de Semana Santa empecé a preparar el final de curso. Siempre es un jaleo, pero este año encontramos el camino: “Presas” una maravilla. Adaptar para hacer un texto accesible y preparar dos elencos para dos puestas en escena en tres meses.
Marzo es el mes de teatro. Ahí despedimos, también sin saberlo entonces “Mujeres de arena” tras 45 funciones en tres años, en el Círculo Catalán (de Madrid). Si no me falla la memoria, tres funciones, tres...
Lo mejor, sin embargo, de Marzo, fue cruzarme con La Mujer. Por culpa del teatro, en un teatro, con mucho teatro, un Día del teatro.
Abril me lleva a estrenarme con los mayores y el CDN y “Boomerang” es su texto de ida y vuelta. Dos meses de trabajo que se hacen cortos por lo que se aprende de actores, director, dramaturga, jefes, técnicos y la sensación de las posibilidades infinitas de viajar...aunque sea a Rusia...
En Abril abrimos la temporada por fin de “TAPE” de un hotel en una Pensión.
Me daban ganas de llamar a Sabina y decirle que Abril lo tenía yo todo.
Hay una despedida más... y dejando puertas abiertas cerré aquella Ventana.
En Mayo estrenamos “3023” en “Espacio Labruc” con apoteosis todas las semanas, y mejores miradas un día, prorrogados hasta Junio. Trasladamos la habitación de nuestro hotel de “TAPE” a la sala principal del Teatro Lara. Impresionante esfuerzo.
Mayo es el mes de respirar, de saltar sobre olas, de pensar que todo pasa por algo...
De comenzar a buscar a Lope por aquel pueblo de Córdoba.
El 6 de Junio, volviendo a mis viejas etapas de profesor de teatro en colegios, dos grupitos de extraescolares mostraban nuestro trabajo de dos semanas con sus propios textos. Unas máquinas estos chavalines.
El 8 de Junio, sin respirar, estrenamos “Presas” en San Sebastián de los Reyes. Quizá de los más bonitos que recuerde, de los mas intensos, de los mas todo...
También me robaron el ordenador ese día... y la tablet... y la agenda... 
Solo diez días después, el 18 de junio estrenamos en la sala de “La Princesa” del teatro “María Guerrero” nuestro “Boomerang” viendo inquietantes y expectantes diez maravillosas funciones.
“Fuenteovejuna” de Lope, ya estaba en marcha desde Mayo y ahora faltaba el empujón final. Junio es un no parar. Un texto se avino en estas fechas... una idea feliz... un viaje futuro... un catalán empujando...
El 3 de Julio, cerramos la bonita etapa de “TAPE” y estrenamos nuestra “Fuenteovejuna”...bueno, no lo hicimos porque llovía. Mucho. Granizó y todo ese día...Así que lo retrasamos al 4 de Julio. Mala suerte. Es la primera vez que me pierdo mi propio estreno. Ese 4 de Julio estaba ya en Figueras, encendiendo el motor de “Metro” al mismo tiempo que se prendía el amor entre Laurencia y Frondoso.
Tres días en tierras catalanas para conocer a la compañía “Tequatre” que sería medio cuerpo de lo que habíamos decidido hacer para el FITAG 2014.
Julio también cerró la gira de Coque Malla, pero eso que lo ponga él en su web.
Dos meses de trabajo, a caballo entre Madrid y Cataluña, entre Alcalá de Henares y Figueres con la cabeza puesta en disfrazarme de otra persona, y como decía Aute, con este sentimiento tan terrible...
Así tan acompañado, llega  Agosto para estrenar en Figueres “METRO” y hacer que sus lineas lleguen a Girona y  Palafrugell. Unas funciones increíbles, con un alma en el escenario. Doce días de trabajo intenso a finales de mes para lograr que latiera un solo corazón a ritmo, de Zaz y su cajita y de unos paseantes tan perdidos como yo, que se encontraron en una luz...
12 meses...
94 almas...
68 representaciones...
9 compañías...
8 estrenos...
5 casas...
4 empleos...
2 mudanzas...
1 duda...

Así llegamos...


...September...

sábado, 26 de julio de 2014

...sin mi, sin vos, sin Dios...

Estoy roto. Partida el alma en dos. Sin ganas de otra cosa que ver pasar el calor y la noche una cosa detrás de otra. Con el llanto apretado en cada respiración y el pecho oprimido a cada suspiro. Sin aire, sin vida. No lo entiendo... de lo mas bonito, de lo más grande, de lo más inmenso nace este dolor mudo que se ahoga sin poder salir. Nada sirve, nada calma, nada mitiga. Ni la esperanza ni el egoísmo ni la vida de los otros me lleva a ningún camino. Me muevo despacio para no cansar este cuerpo débil y dolorido, en silencio para no recordar sonidos que despierten los mas profundos pensamientos sentimientos, desnudo por la casa para no sentir más peso que el de la propia piel, intentando golpearme para destruir los recuerdos. Aquellos recuerdos. Los recuerdos felices, las promesas felices, las felices palabras que me asesinan. Desespero en mi ignorancia, en mi no saber moverme por este angosto laberinto que me lleva a ti. Que me duerme en ti, que me hace respirar en ti. No me quedan más palabras. No me quedan mas oportunidades porque nos las hemos quitado de las manos. No me queda nada posible por lo que llorar. Sólo quedan los imposibles. Mis manos tiemblan sin sentido, sin fuerza, sin conocer causas ni motivos. Mi voz se apaga y titubea en cada acento sin lograr sacar el aire que obstruye mis entrañas. De lo más grande nace este dolor. De lo mas pequeño esta vida. Anhelo la mirada, el pensamiento y el celo. Celo que nunca existió y que ahora se clava a cada minuto de tu distancia. De lo que no soy capaz, de lo que no puedo evitar, de lo que no sé superar. De mi egoísta vida que te quiere tener cerca en la lejanía de tu deseo. La obsesión se apodera de mis venas que se excitan a cada paso sin ti. Mi alma, mi vida, mi sexo, mi cabeza, mi cuerpo, mi pensamiento, mi envidia, mi sonido, mi latido, mi brecha eterna entre lo que soy y lo que deseo. Entre lo que te ofrezco y lo que quieres, entre la felicidad y el desorden. De esta muerte que sufro que no puedo remediar, que no puedo mirar, que no puedo enterrar. Así pasan los segundos de este exilio que nunca acaba, que siempre vuelve, que ahora llega. No necesito nada de ti. No te necesito para vivir. Soy uno grande sin ti. Soy el amo de mis pasos y dueño de mi destino. Soy aquel que levanta vuelos y miradas. Nada sirve, nada calma, nada mitiga. Es la letanía que me repiten los sonidos que no quiero escuchar. De todo lo que soy, de lo fui y de lo que seré. Las lagrimas que me caen a cada momento de tu ausencia de tu recuerdo de mi vida me recuerdan la sal de tu piel. Así pasa este tiempo infinito que me odias. Así pasa este tiempo infinito que me amas. Así muero sin ti, igual que muero contigo, porque este amor infinito que me quema, lo hace igual cuando te miro. Porque estas ganas de morir son las mismas cuando me rozas en la noche. Porque no hay diferencias entre este amor y esta vida, que la de partirme el alma en dos y darte el trozo que manchaste. Porque igual es esta vida sin ti que con la cercanía de tu mirada. Roto estoy a tu lado, pero completo de tenerte. Así es también cuando me sonríes y cuando te beso, la misma muerte, la misma pena. Feliz de encontrar ese camino que me llevó. Recuerdos de escasos tiempos. De esos que alumbran la tierra. De esos eternos que nunca se acaban. Estoy roto, partida el alma dos.
La mía y la tuya.

lunes, 16 de junio de 2014

Inflexión.

Me canso... anoche me dormí sin querer, por pereza vital, por morir, por dejar de ver un día... Me canso de luchar y sonrío, porque busco señales, porque busco personas, porque busco motivos para seguir con el alma en otra parte. Me canso porque a veces me oprime el pecho, o me duele el hombro, o me estalla la cabeza y no puedo solucionarlo... Me canso porque no puedo descansar sobre la piel que me llama, sobre el pecho que me calienta... Me canso de todo... En mi cansancio me siento triste, me siento forzado, me siento pobre sin poder ofrecer nada porque lo que ofrezco no basta para no pensar en nada más... Me canso porque no quiero bien, porque no quiero... Me canso porque busco estar cerca de todo y lejos de nada... Me canso porque lo sencillo es complejo y no puedo hacer nada por eliminar el ruido que interfiere en la melodía... Me canso de evitar dar salida a lo que siento, de esconder los gritos, de apagar las ganas de incendiarlo todo. Anoche me dormí alejándome de los sueños, sólo porque mi cuerpo lo necesitaba, sólo porque mi alma lo pedía y me canso y suspiro y respiro lento... Me canso...o no...
No me canso y lucho porque todo pasa, porque sé que las cosas son siempre mejores... No me cansa y me despierta el sentimiento de primavera que me calma y me hace no dejar de sonreír... No me cansa vivir sintiendo que siempre podré estar ahí sentado contando lunares en sueños ajenos... No me canso para llegar a todo, a todos, a dar sin esperar más para que el tiempo no pase... No me canso de sentir la alegría de una mirada furtiva de un amante bandido, de la vida pasar con el calor del momento, de sentir la fuerza de las palabras de la esperanza de ese mensaje que nunca llega... No me canso...

Ich warte auf dich...

lunes, 14 de abril de 2014

32.

Estaba hambriento. La verdad es que no le suelo hacer mucho caso a mi estómago. No debemos caer en las condenas que nuestro cuerpo nos impone, o que trata de imponer, dándonos sueño, o hambre, o dolor de pies. Me sonrío al recordar un chiste que me contó un camionero cuando trabajaba repartiendo flores (pero quizá todo eso sea otra historia) El caso… por alguna razón decidí hacerle caso a mi naturaleza necesitada y tomarme un tiempo para malcomer, y al pasar al lado del mercado aparqué para hacer un alto en el camino. Aún me quedaban veinte minutos… Volví al coche para degustar mi estupenda empanada y mi zumo escuchando la radio. Entonces los vi. Pararon su coche, unos metros más allá, en la acera de enfrente, dándome una posición privilegiada para mi voyerismo. Debían venir de algún viaje; él bajó para ayudarla con la maleta y sacar esta de la parte trasera del coche. Al cerrar el maletero, se quedaron mirando unos segundos, y luego se besaron. Aparentemente era una despedida, o eso es lo que todas las pistas nos llevaban a creer; pero parecía un reencuentro. Se besaron apasionadamente. Como si fuera la primera vez que se veían después de un largo tiempo deseándose, como si hubieran tenido que reprimirse durante días y por fin podían dar rienda suelta a toda esa ansia. Por un momento me sentí incómodo, figurándome que estaba violando ese momento de intimidad (luego pensé que eran ellos los que estaban en la calle y se me pasó) Se besaban en un imaginario apocalipsis por el cual mundo se terminara y no volvieran a verse, tal si fuera la primera vez. Volvieron a separarse (yo creo que para tomar aire) y volvieron a mirarse. Se sonrieron y se despidieron. Ella bajó la calle con su maleta y él quedó un instante mirándola antes de volver a subirse al coche para desaparecer. Me quedé con mi zumo, pensativo. Recordé un artículo que había fusilado de alguna página volandera de internet que se titulaba algo así como “hay que buscarse amantes” No recuerdo el título exactamente, pero se parecería bastante. Aquellas líneas no hablaban únicamente de amantes desde el punto de vista sexual, sino pasional, y por extensión no era sólo de personas de lo que aquella reflexión trataba. Hablaba de la necesidad de encontrar una motivación diaria, una pasión que nos haga levantarnos cada día para comernos el mundo, para “tomarnos el día de mano” y no dejar pasar ni un momento, ni un segundo, sin desear hacer aquello que estás haciendo. Asesinar a la rutina con el deseo, casi furtivo, de aquella cosa que se sale de nuestro confort, de nuestra vida acomodada, y que es casi furtiva en nuestro día. Como ese amante. Como ese ladrón de besos que se esconde tras las esquinas para pedirnos que no gritemos mientras se acerca a nuestros labios a robar un beso para salir corriendo. Hay que tener amantes, hay que desear. Supongo que en estos tiempo tan grises, en los cuales a veces nos agarramos a trabajos, resultados e incluso personas por el mero hecho de la seguridad presente, pensar en el bienestar del alma se nos queda largo. Trabajamos por el sustento, a todos los niveles, y hacemos que poco a poco la vida nos coma terreno; olvidemos las locuras de niños, de adolescentes sin dos dedos de consciencia, de locos pervertidos que queremos hacer el amor en cualquier parte, y nos apresuramos a formalizar un estado civil con el mundo que nos de algo parecido a una vida normal. Hay que tener amantes. Hay que ser ladrones de almas y volar. Hay que besarse como si fuera la última vez que fueras a ver a esa persona. Lo demás no sirve….

Apuré mi zumo, y mandé un “wassap” al trabajo, mintiendo descaradamente, aludiendo  a un terrible y repentino dolor de algo, que evidentemente me impediría trabajar, pero no hacer el amor y robar unos suspiros…

miércoles, 20 de noviembre de 2013

31.

Digo muchas cosas. A veces pienso que demasiadas. De manera que hasta yo me doy cuenta de la cantidad de verborrea que acumulo. Y todo para que finalmente ninguna de esas palabrerías acabe por llegar a ningún lugar. Después, pienso entonces, miento más que hablo y nunca cumplo con todo lo que anuncio. Las palabras que se lleva el viento como todo el mundo sabe, y hay que darlas con peso específico. A pesar de que puedas pasarte la vida farfullando es bastante posible que nunca llegues a comunicar nada, que hables con las paredes de manera más fluida que con las personas, las almas y los cuerpos. Quizá solo piense que el producir sonidos guturales construyendo palabras en un código conocido sirve para pasar por la vida de una manera justa y digna y personal y única y reconocible y perfectamente clara.  Pero la realidad es otra. La realidad nos sitúa en un mundo de nuevas y maravillosas formas de comunicarnos más allá de la palabra, y nos deja incomunicados en este orbe en el cual la comunicación instantánea nos lleva de un lado a otro, y nos aísla de la necesidad de miradas, de gestos, de tactos y de imágenes. La evocación se queda atrás para ser adelantada a velocidades incontrolables por líneas de texto, con caracteres mínimos que nos concentran, por abreviaturas que nos hacen irreconocibles y facilitan que las voces se acallen en el aire para gritar en nuestras cabezas.  El futuro de las comunicaciones elimina las palabras que somos capaces de pronunciar por aquellas que somos capaces de leer. La información visual, la inmediatez, la insensatez de pensar que con más medios transmitimos mejor. Antes buscábamos el hueco de nuestra línea de tiempo para en la distancia hacer esa llamada que nos introduzca en las vidas de las personas lejanas. Ahora puede que simplemente leyendo nuestra TL encontremos un RT y fue aquella persona de la que estamos interesados la que al hacer un MD a otro conocido que decidió ampliar con su MT y crear de la nada un TT que nos informe.  Disfruto con el uso de la palabra. Enrevesado dilema de dialéctica inútil que enlaza las palabras sin aparente sentido. Disfruto con el buen uso de la comunicación e intento siempre hacer que la imaginación vuele al recrear en aquellas conversaciones, escritos y miradas todo lo que a veces no soy capaz de transmitir o comunicar. Cuanto tiempo que recordar, en ese pasado de los primeros escritos a mano, a bolígrafo bic, en un papel mal cortado dejando un reconocible anónimo entre los libros de una enamorada, versos que no sirven de nada, si al levantar ella la vista de su mesa no encuentra la mirada cómplice del furtivo poeta de instituto. Se escribe de la muerte de la palabra, de cómo el wassap, el twitter, o el line, lapidan la comunicación y afectan a las relaciones, sin darnos cuenta que los asesinos de aquella cautiva palabra somos nosotros mismos al no saber frenar el tiempo, que textual se pierde entre puntos suspensivos sin otra ayuda que empujones literarios. A mí me gusta usar todos esos vínculos. Aprendo a usarlos, a generar en ellos aquellas palabras que me gusta tanto usar, y que a veces pienso que uso en demasía sin decir nada. A veces simplemente a veces, queremos decir y sabemos cómo hacerlo… y lanzamos palabras para que otros imaginen historias…

LOL… y a correr WTF?

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Año Cinco.

Vacío. Ante el folio blanco que me mira. Líneas que se han borrado mil veces y que se han escrito sólo por el deseo de pensar que todo puede estar bien, que se puede seguir otra rutina. Para escribir hay que escribir. No hace mucho tiempo en un viaje en el metro, lo comentaron cerca de mí: “a veces nuestra vida, nuestros pasos, nos llevan a un destino que deseamos, pero tenemos que dejar atrás la creatividad para avanzar. Es un lastre”. La desesperación, el desasosiego, las ganas de tener entre manos esa idea maldita que nos produzca tal desazón que irremediablemente nos lleve al imperativo de alumbrar al mundo. Son lastres. Pero debemos ocupar nuestra cabeza con otras ideas más superficiales, menos íntimas, pero a su vez necesarias (o al menos eso nos hacemos creer) para caminar por esta vida que planteamos. Pasa el tiempo y a veces no se encuentra el momento, ni el espacio, ni la compañía. Pasa el tiempo y parece que no podemos detenernos a desocupar ese pequeño rincón que es aquella idea que es aquel recuerdo. Las ideas son como las enfermedades latentes, esperando un impulso que las haga activarse. Pero tenemos la pólvora mojada. Tenemos que comer, que vestirnos, que entrar y salir, que ser productivos, y quizá, quien sabe, esto sólo sea perder el tiempo. Encontramos en el camino aquella persona que nos ilumina, aquel trabajo que nos despierta, aquel lugar que nos hace respirar, aquellos amigos que nos motivan, y que alimentan el espíritu, pero entonces dejamos de sufrir por el folio en blanco. El tiempo de una palabra a otra que nos mueve para no dejar de pensar en lo importante. Rutinas que por un momento sólo queremos aceptar porque no son más que segundos programados para una vida mejor. Ahora es el momento de los puntos de inflexión, de los retornos y de los caminos escondidos que debemos explorar. Dejar atrás miedos y sombras, y dejarnos arrastrar por nuestra propia corriente. Otra vez. Al menos hasta que volvamos a morir, y tengamos que resucitar como cada vez. Quién sabe si esas muertes no son sino pequeñas pausas, estados de limbo, paradas de emergencia. Hay que usarlas para resucitar, no para desaparecer. El folio en blanco, el cursor de Word que parpadea insistente demandando actividad, el ventilador del ordenador como banda sonora de un silencio que dura demasiado. Lo pienso cada vez, incluso en el día más gris lo he dicho…nunca he dejado de escribir…simplemente he dejado de fluir, he dejado de compartir, he dejado de crear cosas inservibles porque pensaba, creía, apostaba por la creación de cosas que valieran la pena. Que error tan grande no darse cuenta del mínimo esfuerzo que hay que hacer para poder cultivar cada día un poco ese huerto fresco sin abandonar las luchas en las ciudades. A veces nos arropamos de tristeza, de frustración, de auto complacencia para resistir. A veces creemos que el sufrimiento nos guía y nos da fuerzas. Nos mentimos porque es más fácil, porque lo maldito tiene más empaque que lo florido. No sé a dónde voy, ni tengo brújula para mi destino. Seguiré caminos cortos y largos, buscaré a quien acompañar o a quien engañar cuan Lobo a Caperucita; cambiare palabras por deseos y amigos por monedas y rescataré al mundo de su ostracismo… o no… o simplemente recordaré de vez en cuando aquellas batallas imaginarias, con las calles de un pueblo por trinchera, los coches ignorantes por enemigos, y el paraguas por fusil, para saber que las rutinas, que las desesperaciones, la vida que creemos, no puede enterrar indefinidamente las sonrisas y las motivaciones.